El poblado morisco de Torrellas
¿Cuando
comienza la población de Torrellas?
En
la reparación de una casa, en el siglo XIX, se descubre una piedra con una
inscripción parcial celtibérica.
También
se cita el toponímico “Lombacos” como nombre celtibérico.
Pero
¿cuando empiezan a encontrarse documentos testimoniales?
Es
una cuestión abierta.
Está
situado a 4 kilómetros al SW de la Ciudad de Tarazona, entre la margen
izquierda del río Queiles y la carretera nacional 122 en dirección a Soria.
Su poblamiento está asentado en la falda de un
pequeño promontorio, cuya cima estuvo fortificada por un “Castillo” del que se
conservan algunos restos, englobados en una construcción posterior que hoy
recibe el nombre de “Granero”.
La
población medieval estaba vertebrada por una sola calle principal, diseñada de
Este a Oeste, cortada por pequeños callejones sin salida y controlada por dos
puertas (la del Puerto (antes Alcácer) y la del Zoco). Y finalmente en la parte
Norte, el Castillo y la Mezquita, comunicados por una pequeña calle,
especialmente abierta para dar acceso directo del castillo a la mezquita.
En la actualidad se ha
perdido el estilo de poblado medieval y su urbanismo está vertebrado por la
calle citada y una carretera comarcal que se ha convertido en la calle
principal moderna (Carretera de Tarazona y calle de San Antón) que acompaña una acequia casi paralela que, por su vez, hace
parte importante de la guerra jurídica sostenida con Tarazona durante muchos
años. Y otra variante por la salida norte a la carretera 122.
Y
al desaparecer la necesidad de seguridad del poblado medieval se han ido
abriendo salidas diferentes y se han creado calles nuevas (Plaza de España, Cuesta de los aires, Placeta de la
Cárcel, Placeta de San Miguel, Calle Graneros, Barrio Verde, Zocotroca)
Todas
las demás calles y barrios restantes ( San Juan, Santa Bárbara, San Sebastián y
San Isidro) son ampliaciones urbanísticas de este siglo XX.
Entre
los edificios de interés histórico, además del Granero, (la Capilla del castillo desaparecida), hay que destacar
el Molino y el Hospital que están abandonados.
El
Molino es una edificación de una planta cuadrangular, con portada cegada en
arco de medio punto y rematada por un frontón triangular con el escudo de los Duques de Villahermosa.
Parece obra del siglo XVIII.
El
Hospital, construido en 1746 a expensas del médico Pedro Tudela (templario?),
es un edificio de dos plantas, con ingreso de arco de medio punto y engloba en
sus muros los restos de una torre fuerte del Castillo mencionado.
El poblado morisco de Torrellas principio volver
La
población de Torrellas, a partir de la reconquista de Tarazona (1119) se
convierte en un poblado mudéjar y su perfil habitacional presenta las
características de un “gueto” morisco hasta la expulsión (1610).
Por tanto
estamos hablando de un periodo largo de 405 años.
¿Antes de este
periodo había algún asentamiento o población?
Algunos
hablan hasta de la época romana, aparentemente por encontrar monedas romanas en
algún lugar del que no tengo conocimiento detallado.
¿Pero
no se trataría apenas de alguna quinta romana?
Es
relativamente fácil delinear el perfil del poblado morisco de Torrellas.
La
ciudad medieval estaba vertebrada por una sola calle principal, diseñada de
Este a Oeste, cortada por pequeños callejones sin salida y controlada por dos
puertas (la del Puerto (este) y la del Zoco (oeste)).
¿En
el espacio de la actual plaza porticada (de indudable inspiración castellana y
por tanto posterior a la expulsión de los mudéjares) habría algún zoco morisco?
Habría que investigarlo en el subsuelo de lo que hoy existe. Por otra parte, el
nombre de la puerta del zoco y de la actual calle Zocotroca supone que el zoco
estaría en la unión de la calle Cinto y de la calle Horno viejo.
Otro
problema a ser resuelto por el mismo estudio del subsuelo. Otro interrogante
mayor sería si el zoco de cambio (Zocotroca), con la finalidad de preservar la
intimidad del poblado estaría en las
afueras, junto a la puerta del zoco, junto a la Placeta san Miguel y los
solares del entorno del lado del
Moncayo, antiguo camino de las eras.
Y
finalmente en la parte Norte, el Castillo y la Mezquita, comunicados por una
calle principal, especialmente abierta para dar acceso directo del castillo a
la mezquita; y otras 3 callejuelas que comunicaban el castillo con el resto del
gueto.
La
calle Cuesta Aires con certeza no existía; pues sobre ella estaba construido el
Mihrab de la Mezquita. Todavía se pueden ver en el corte de la roca pudinga los
restos de una antigua bodega o pasadizo subterráneo y en la pared oriental de
la actual iglesia todavía se contemplan los testigos que dejaron los alarifes
mudéjares, cuando fueron obligados en 1558
(¿) a reconvertir la mezquita en iglesia cristiana.
El
Granero sería el palacio del jeque moro; O sería el Palacio del administrador
de la Baronía o del duque de Villahermosa;
la actual iglesia era la mezquita y el resto de casas las diferentes
habitaciones familiares, en calles especializadas por la actividad profesional.
Todo
este recinto estaba rodeado por muros semi-militares, aprovechando la orografía
del terreno e, inclusive, el trazado de la acequia Magallón.
Dicen
que entre el granero y el Molino existe un túnel subterráneo, prueba evidente
de la fortificación del muro antes citado.
Los
desniveles que existen entre las casas y los antiguos corrales, recientemente
reconvertidos en otras finalidades es también una evidencia del muro citado. Al
destruir algún inmueble existente en esta situación anterior, aparecerá parte
de este muro.
La
calle Cinto (a semejanza del barrio homónimo de Tarazona) no deja dudas de que
se trata de la calle que acompañaba las casas que lindaban con el muro
defensivo.
El
hospital está construido apoyado en el muro oriental del castillo.
La
zanja o trinchera abierta en la peña pudinga de la parte occidental del granero
(la que está orientada para el Moncayo) y la calle Granero, continuación de la
zanja anterior, apoya esta hipótesis de muro protector.
No
se hable de la fachada norte del Granero donde hasta hoy se contempla en la
superficie los restos de su fortificación.
Lo
mismo se puede decir del fosal, atrás de la mezquita.
La
parte alta de la calle Zocotroca también deja ver el muro.
Más también quedan muchas preguntas:
¿La
plaza de la iglesia tendría la anchura actual?
¿Qué
dependencias tendría el castillo del jeque?
¿Cómo
serían el patio y el minarete de la Mezquita?
¿Qué
nombre tendrían las calles?
¿Donde
se encontraban las calles de los artesanos?
¿Fueron
los mudéjares los que hicieron la acequia Magallón o ya la ¿habían hecho antes
los musulmanes de Tarazona? O los romanos?
¿Dónde
cabrían las 2000 personas de la época de la expulsión?
Lo
que no hay duda es que las calles serían muy estrechas; pues había que
aprovechar los solares dentro del recinto mural.
Tampoco
hay dudas de que la economía agrícola la tenían en forma de arrendamientos
contratados con la nobleza.
Además
vivían de los artesanía, entre los que destaca el de los alarifes, el de
mazoneros (¿taracea ?) y el de trabajos de cuero, y confección de papel...
(Imaginario de Arturo)
El
día 6 de enero de 1648 se funda la Cofradía de San Sebastián.
Aprobada
oficialmente por el Vicario General del Obispado, Lorenço Barrales, con fecha
de 13 del mismo mes y año.
La primera
determinación de los cofrades es la construcción de una ermita.
En 1649 se pagan
50 ducados por esculpir, dorar y estofar la imagen de San Sebastián. Los
doradores de la imagen de San Sebastián reciben capones de propina. En 1650 se
comienzan los cimientos. El día 7 de agosto de 1656 entra nuevo albañil, Pedro
Domínguez el más famoso de Tarazona. El día 19 de enero de 1657, el vicario
general del Obispado Nicolás Iñiguez delega al canónigo de Tarazona Juan
Ortín para bendecir la ermita de San Sebastián,
Es obsequiado con un refresco y unas truchas.
La primera misa se celebró el día 20 del mismo mes y año, fiesta de San Sebastián. Hubo misa cantada, predicó Fray Antonio de Tarazona, capuchino y hermano de Gregorio Corella, y con mucho concurso de gente se hizo procesión general con pendones y peanas.
Juan de Borobia dora la peana por veinte escudos y recibe 50 reales de propina por haber hecho tan bien el trabajo.
En consecuencia
del capítulo general de la Cofradía en el año 1699, se construye una casilla al
lado de la ermita para los ermitaños: Primer ermitaño, Sebastián Hornillos
En 1689 se
registran 139 cofrades, reunidos en la comida de hermandad.
En el capítulo
general de la Cofradía del año 1713 se establece el menú obligatorio: garbanzos
con carnero y porción de cabrito
En 1674 es
retejada la ermita.
El día 7 de
abril de 1817 se comienza la restauración de la ermita que se hallaba destruida
y violada en la guerra de la independencia contra los franceses.
Parece ser que
la Cofradía estaba fracasada y se nombra una Junta, compuesta por el Diputado
Xorge Ximenez, por el alcalde Joseph Arbiol y el cura Manuel Segura.
Fueron albañiles
Anselmo Bonilla de Torrellas (23 jornales) y Vicente García de Los Fayos (13
jornales).
En esta reforma
se repinta mal la imagen de San Sebastián como está hoy.
En el año 1846
solo se enterraban los ricos en le cementerio de San Sebastián y tenían que
pagar 32 reales de vellón: 24 para la ermita, 6 para el cura y 2 para el
sacristán. Pero el ayuntamiento interviene y les retira la parte del cura y
sacristán. El cura Francisco Torres apela al
Obispo y al Gobernador.
Después la
ermita se va arruinando hasta desaparecer todo menos las paredes.
En el año 2001,
el Ayuntamiento que dice ser el propietario de la ermita, realiza una
consolidación de las ruinas de la misma y la convierte en un jardín botánico.
Consolida los
arcos de la cobertura y no tiene tejado.
La quema del Santo Cristo principio volver
El
día 4 de septiembre de 1885, año tristemente famoso por el cólera morbo, se
está celebrando la novena del Santo Cristo.
De las tres y media a las cuatro de la
madrugada, el Coadjutor va a la Iglesia a buscar el Viático para una enferma y
se encuentra con la iglesia llena de humo.
Llama
al Párroco Mosen Manuel María Peña y los
dos, ayudados por algunos hombres, entran en la iglesia, apagan las llamas y
retiran el santo Cristo a la calle.
Así
lo relata el cura en una carta dirigida al Obispo de Tarazona:
“Por causa de una chispa eléctrica o acaso a
un cirio que dejaron encendido anoche junto a la imagen y que el sacristán se
olvidó de apagar”.
La
cama resulta destruida por el fuego.
El
Santo Cristo queda todo chamuscado y ennegrecido.
El
rostro desaparece.
Los
dedos del pie y de la mano quedan totalmente carbonizados.
La
bóveda del presbiterio pierden el
revoque.
Por
causa del disgusto, el cura cae enfermo en la cama.
Se
duda de su posible restauración; pero posteriormente es restaurada por un
especialista que le rellena y completa la imagen quemada.
Leyendas populares principio volver
1) El
Santo Cristo, famoso históricamente por su poder de intercesión en la sequía,
era apodado por los de Tarazona “El Cristo batipresas”
2) Y la
Virgen de septiembre Natividad de nuestra Señora, 8 de septiembre, le llamaban
la “meona” por causa de las lluvias propias de la época.